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jueves, 4 de julio de 2013

Como cambia la vida

Con el mes de julio llegaba el buen tiempo. Los días son más largos y las noches más cortas , con el calor llegaba también el cine de verano, disfrutar de una película bajo las estrellas comiendo un bocadillo y bebiendo una “Pepsi cola”.
Los tiempos han cambiado, ahora cuando hace calor, la gente se esconde en el sofá de casa con el aire acondicionado; antes la gente se iba al cine a tomar el fresquito. Lo de menos era la película, ahora es lo que más importa.
Antes lo que importaba era el ruido que hacia el de al lado comiendo pipas o la sirena de la policía.
En nuestro barrio había una terraza, cada vez que echaban una película de Manolo Escobar o de Marisol, todos íbamos al cine. Mi madre preparaba un bocadillo de tortilla, el refresco se compraba en el cine. Las paredes de la terraza estaban cubiertas de plantas, sobre todo jazmineros. El olor a jazmines y bocadillos de tortilla inundaban el cine.
Recuerdo que mi madre cogía los jazmines y los ponía en un pañuelo y al llegar a casa los extendía en la mesita de noche para ahuyentar a los mosquitos.
Era un lugar donde los niños podíamos comer un paquete de pipas de una peseta, tirando las cáscaras al suelo. Los hombres podían fumar y no pasaba nada. Cuando la luz se apagaba empezaba el Nodo, era como un informativo o revista de actualidad y después comenzaba la película, se daba un aplauso.
Cuando la película nos resultaba aburrida nos fijábamos en los besos atrevidos de las jóvenes parejas, besos que seguro daban los chicos a su primera novia, eso era el cine de verano.